Galicia es una descubierta sin fin, no solamente por lo que concierne sus edificios típicos, rurales y contemporáneos, sus playas y su célebre Camino de Santiago de Compostela.
Quien vaya a Galicia tendrá la oportunidad de adentrarse en un laberinto de sabores excepcional.
Además de los platos típicos, entre los cuales recordamos el pulpo a la gallega, la tarta de Santiago y los pimientos de Padrón (llamaods así porque los franciscanos que los cultivaban vivían en la parroquia di Padrón, cerca de La Coruña), los vinos también destacan.
El sito luoghidavedere.it sugiere acompañar estos manjares con una copa de vino blanco Albariño.
En efecto, hay que señalar que Galicia siempre tuvo una influencia externa limitada por su posición geográfica. El vino benefició de este aislamiento: las vides gallegas nunca llegaron a conocer lo que a finales del siglo XIX se convirtió en una verdadera desgracia para los viticultores. Estamos hablando de la filoxera, oriunda de las Américas.
Es evidente que Galicia posee todos los requisitos para ofrecer riqueza cultural, gastronómica y enogastronómica.
Un verdadero paraíso para el espíritu y el paladar.
Una especialidad gastronómica de Galicia: el polbo á Feira
“Realmente ningún ser humano indiferente ante la comida es digno de confianza”.
M. V. Montalbán.
De hecho, el detective Carvalho, nacido de la fantasía de escritor Montalbán, es la personalidad perfecta para inspirarnos a escribir un nuevo artículo sobre…el polbo á feira!
Galicia no sólo es famosa por sus espectaculares estructuras arquitectónicas, como ya hemos visto, sino también por su notable gastronomía.
Para empezar: ¿cuánto sabes sobre el octupus vulgaris?
Popularmente llamado “pulpo”, el octopus vulgaris es un cefalópodo muy difundido en el mar Mediterráneo y en el océano Atlántico y puede llegar a pesar hasta diez kilos.
Como nos recuerda la Enciclopedia Treccani, con el auxilio de sus ventosas, puede moverse en los acantilados y, también, es capaz de caminar en terrenos planos. El pulpo es un molusco muy inteligente: durante unos experimentos se pudo observar que el pulpo puede reagir a diversos impulsos y que tiene la capacidad de reconoce objetos. Generalmente recolecta piedritas para crear un ambiente seguro para luego depositar los huevos. Su comida favorida es el cangrejo: con la ayuda de sus tentáculos, apreta la presa y la paraliza con su veneno. Normalmente, tiene costumbres nocturnas.
El poblo á feira: ¿por qué se llama así?
Ahora vamos a ver el polpo desde el punto de vista gastronómico. Como hemos dicho, el pulpo es un molusco cuyo hábitat es el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y, por eso, se utiliza mucho en las cocinas españolas.
Específicamente, en Galicia hay una manera muy especial de prepararlo. Como se puede fácilmente intiur del título del artículo, este método se llama “á feira” o, en castellano, “a la gallega”.
Esta famosa receta tiene su orígen en la provincia de Ourense, en el interior de Galicia, específicamente en la ciudad de Carballiño, donde se realizaba la Feria del Ganado. En aquellas ocasiones los monjes del Monasterio de Ouseira servían justamente el molusco a los visitantes.
Luego, esta tradición empezó a difundirse en otras ciudades, cruzando las fronteras gallegas.
¿Cómo se prepara? Vamos a descubrirlo juntos.
Para aventurarnos en el mundo del arte culinario, dejémonos guiar por el célebre chef español José Andrés, oriundo de Mieres, Asturias. Gracias a RTVE COCINA (aquí dejamos el enlace para todos quienes deseen ver el vídeo integral) podemos seguir cada detalle de la receta para un perfecto polbo á feira.
Aquí todos los pasos a seguir.
En primer lugar es importante elegir un buen pulpo, de calidad. En segundo lugar, necesitaremos de una olla -en este caso José Andrés está utilizando una olla de cobre, como se solía hacer antigüamente- llena de agua hirviendo con laurel y pimineta negra.
En seguida, es necesario vaciar, “con cariño”, como dice el cocinero Andrés, toda la cabeza del molusco y sumergirlo tres veces en el agua de la olla. Esta técnica de las tres inmersiones es útil para que la piel del pulpo se vaya adaptando al agua hirviente.
Tras la tercera inmersión, la piel del pulpo está lista: podemos sumergirlo enteramente.
Cuando falta apróximadamente un cuarto de hora al final de la cocción (es importante utilizar un tenedor de vez en cuando para comprobar la suavidad del molusco), se añaden al pulpo tres batatas –enteras o en trocitos-.
Al agotarse los 15 minutos, apagamos la estufa y dejamos reposar el polbo en su agua.
Llegamos al final: ahora es necesario cortar el pulpo en pedacitos con la ayuda de tijeras y añdir trocitos de batatas. Para aliñar, se utiliza sal, aceite de oliva y pimentón. En lo que se refiere a este último ingrediente, el chef Paco Gómez nos recomienda usarlo en baja cantidade: su sabor no tiene que disfrazar el sabor del mar. Para quien esté interesado, aquí puede leer más consejos del cocinero Gómez.
Última etapa: ¡comer y disfrutar de esta exquisitez!
di Beatrice Venettilli